Historias de terror y leyendas urbanas de Corea del Sur
- Hallyu Colombia
- 31 oct
- 4 Min. de lectura
Por Sebastian A. Gallego
Henos aquí, en la temporada del año donde las brujas, fantasmas y relatos escalofriantes en pasillos olvidados son los protagonistas. No es para menos pues estamos en Halloween o, como dirían en Corea del Sur, 할로윈 (hallowin). Para celebrar como se debe, te traigo algunos de los relatos de terror más sonados en la cultura coreana para estas fechas.
¡Procura no leerlos con la luz apagada!
La leyenda de la mujer sin rostro o Dalgyal gwishin es un relato popular antiguo sobre un fantasma que aparece en bosques y zonas montañosas. También llamados “cara de huevo”, los dalgyal gwishin son una encarnación ambulante de lo siniestro. Considerados a menudo como un presagio de mala suerte o de muerte, se cree que estos espíritus son las almas de personas sin hijos o de quienes murieron en el anonimato y ya nadie recuerda. Lo que los hace inquietantes es precisamente su anonimidad: son imposibles de reconocer y quienes se encuentran con ellos a menudo desaparecen sin dejar rastro.
Así que, si estás de vacaciones por las festividades del Día de las brujas, ten cuidado si sales solo a caminar pues tal vez no te vuelvan a encontrar.
Ahora bien, si te quedarás en casa viendo clásicos de terror por estas fechas, seguro has escuchado hablar en algún K-drama o película sobre estos seres, los Dokkaebi (도깨비). Estas legendarias criaturas del folclore coreano son descritas a menudo como duendes o goblins. Para que te hagas una imagen, los dokkaebis han sido descritos con uno o dos cuernos y un diente largo, usan pantalones de piel de tigre y llevan una varita mágica. ¿No se escuchan muy atractivos, verdad?
“Hokpuri Yongkam” es una historia muy popular tanto en Corea como en Japón y alerta a las personas sobre los dokkaebis.
El cuento inicia con un anciano que tenía un bulto en la mejilla y un día subió una montaña para recoger leña. Cuando empezó a llover, buscó refugio en una cueva cercana y cantó una canción para disipar su miedo. Sin embargo, el anciano ignoraba que algunos dokkaebis en las cercanías disfrutaban de su canción.
—Eres una persona maravillosa, un gran cantante. ¿De dónde salió la canción? —preguntó el jefe dokkaebi.
—Sale de mi bulto —bromeó el anciano.
Entonces, el dokkaebi tomó su bulto y le dio un tesoro a cambio. Más tarde, cuando el anciano volvió a casa, le contó a su esposa y otro anciano lo que había sucedido. Esa misma noche, el segundo anciano fue a la cueva y cantó una canción para intentar deshacerse del bulto en su mejilla. Tan malo fue su canto que los dokkaebis, molestos, tomaron el bulto del primer hombre y se lo pusieron en la otra mejilla, dejando así el rostro del hombre desfigurado.
Moraleja de la historia: ten mucho cuidado con quién o a qué intentas engañar…
Continuando con nuestras historias. Dime, ¿alguna vez te quedaste hasta tarde en el colegio?
Se dice que los fantasmas de las escuelas suelen aparecer cuando los estudiantes están solos en los baños y comúnmente, el fantasma te pregunta si quieres papel higiénico rojo o azul. Aunque hoy en día es menos frecuente, en el pasado las escuelas coreanas solían permanecer abiertas hasta las 10 u 11 de la noche para estudios autodirigidos nocturnos.
Una leyenda urbana que comenzó a difundirse entre los estudiantes que se quedaban hasta tarde es la historia de Kong Kong.
Se cuenta que había una estudiante que siempre sacaba las segundas mejores notas de su escuela y por eso resentía a la estudiante que siempre le ganaba el primer puesto. Su propia avaricia, sumada a la presión de sus padres, la llevó a matar a su rival empujándola desde la azotea y disfrazando el asesinato como un suicidio. Por eso es importante estudiar con responsabilidad y, sobre todo, alejarse de las azoteas en la noche.
La estudiante asesinada se convirtió en un espectro conocido como el Fantasma de Kong Kong. Al ser empujada desde el techo, la estudiante cayó de cabeza y ahora solo puede moverse saltando sobre su cabeza… Kong… Kong… Su nombre se refiere al ruido sordo que hace el fantasma al desplazarse.
Así que, si entras al baño y escuchas un ruido inusual, ten cuidado y revisa si llevas papel higiénico.
Si lograste salir de los baños en una sola pieza y quieres jugar, te cuento sobre el Bunshinsaba, un hechizo ritual para invocar espíritus que se popularizó en Corea e inspiró la película de terror del mismo nombre estrenada en 2004 y dirigida por Ahn Byeon Ki.
Ahora bien, si quieres jugar en Halloween, hazlo bajo tu propio riesgo. Lo único que necesitas, además de valentía, es una hoja de papel blanco y un bolígrafo. Aunque se pueden utilizar lápices y bolígrafos de tonos oscuros, lo más común es usar un bolígrafo rojo. Tras dibujar “O” y “X” en el papel, las dos personas que invitan al espíritu se sientan frente a frente y sostienen el bolígrafo. Mediante el hechizo de Bunshinsaba se invoca al espíritu y se le pueden hacer preguntas, una de las más importantes es “Oh, espíritu, ¿estás con nosotros?”. Si el bolígrafo se mueve a la O, significa que el espíritu ha sido invocado con éxito. También le puedes preguntar “¿me casaré con mi Bias?” y luego contarnos qué te salió.
Puedes terminar el juego pidiéndole al espíritu: “Por favor, regresa ahora". Si el bolígrafo se mueve a la O, puedes terminar sin problema. Sin embargo, si decides terminar el juego sin pedir permiso, prepárate, porque el espíritu podría ir por ti para hacerte daño









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