Heridas del pasado: Memoria, Justicia y Diplomacia, el legado de la ocupación japonesa en Corea del Sur
- Hallyu Colombia
- 1 dic
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Valeria Torres Calderón
Conflictos no resueltos, diplomacia delicada y memoria histórica compartida.

La relación entre Corea del Sur y Japón está profundamente marcada por las heridas del pasado. Durante la primera mitad del siglo XX, la península coreana estuvo bajo el poder del régimen colonial del Imperio japonés entre 1910 a 1945, período el cual dejó profundas cicatrices en la identidad nacional del pueblo coreano.
Esta ocupación se caracterizó por la opresión cultural, la explotación económica, la violencia sistemática, la esclavitud sexual de las mujeres y el trabajo forzado por parte de los soldados japoneses.
Actualmente, a pesar de que ambos países ya no se encuentran en conflicto, existen tensiones diplomáticas por los intentos de reconciliación y acuerdos bilaterales como el Tratado de 1965. No obstante, para los coreanos estos intentos han sido insuficientes o carentes de sinceridad, y aún buscan justicia ante los crímenes de guerra que cometieron muchos soldados japoneses durante este periodo, y con ello conmemorar su pasado y país.
Este conflicto histórico no solo afecta la política exterior de ambos países, también afecta la percepción pública mutua, lo cual dificulta aún más la construcción de una relación verdaderamente estable y cooperativa en Asia Oriental. El peso del pasado continúa condicionando el presente y el futuro de la relación entre estos países vecinos.
Para entender un poco más sobre este hecho, también debemos conocer en parte la historia de Japón y cuáles fueron los motivos que dieron paso a la ocupación Imperial japonesa en Corea. Así mismo, el impacto, la resistencia del pueblo coreano con el Movimiento del 1ro de Marzo de 1919 y la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial en 1945, dando paso a la liberación total de Corea.
El Imperio de Japón
Después de finalizar el Shogunato Tokugawa o el Edo Shogunato en el año de 1868, se dio inicio a la Restauración Meiji bajo el mandato del Emperador Meiji, regresando el poder político a la familia imperial.
Este periodo es uno de los periodos más importantes para Japón, debido a que marcó la transición del país de un sistema feudal a una nación moderna e industrial. Durante este tiempo, se dieron profundas reformas políticas, sociales, económicas y militares, las cuales buscaban fortalecer al país frente a la amenaza del imperialismo occidental.
A medida que iba pasando el tiempo, los intereses expansionistas de Japón fueron creciendo, no obstante, esta idea se consolidó después de la guerra Ruso-japonesa en el año de 1904 a 1905, conflicto el cual surgió por el control de Manchuria y Corea. Japón fue el país victorioso en esta batalla, marcando la primera derrota de una potencia europea por parte de un país asiático en la era moderna. Este conflicto terminó con la firma del Tratado de Portsmouth, donde Rusia reconoció la influencia japonesa en esas tierras. Así mismo, este hecho histórico permitió que algunos países asiáticos tomarán como ejemplo a Japón para revelarse contra el imperialismo occidental.
En el año de 1910, Japón poco a poco fue incluyendo bajo su poder el archipiélago japonés, Taiwán, las islas Kuriles y Karafuto. En 1942, el imperio llegó a gobernar 7,4 millones de kilómetros cuadrados, lo cual le permitió al país ser considerado como una potencia mundial.
La ocupación de Japón en territorio coreano comenzó con el Tratado de Kanghwa de 1876, firmado con la dinastía Joseon. No obstante, los hechos comenzaron a empeorar tras el asisinato de la Reina Myeongseong en 1895, conocida como “Reina Min”. Sin embargo, la península fue ocupada y declarada protectorado japonés mediante el Tratado de Eulsa de 1905, siendo el tratado de anexión el cual fue impuesto a la fuerza. El 22 de agosto del año de 1910 Japón declara a Corea como parte de su territorio y jurisdicción, dando inicio a una ocupación que duró hasta finales de la segunda guerra mundial.
El impacto de la ocupación en Corea
Esta ocupación tuvo impacto en temas políticos, económicos y sociales, incluyendo la cultura y la educación. En política, los ciudadanos coreanos quedaron privados de sus derechos elementales por medio de las Normas para la Prevención Provisional de la Paz Coreanas, como la libertad de expresión y de asociación, prohibiendo las reuniones y la prensa. Además, Tokio impuso un gobierno conformado por un gobernador y por oficiales nombrados por el emperador.
Por otra parte, en noviembre del año 1930 se emitió la Ordenanza Imperial número 234, con el objetivo de revisar el sistema político local. Estas reformas en el sistema colonial tuvieron lugar entre 1931 y 1933. (Rew Joung Yole: 2008, p. 203)
En la economía, el Estado colonial japonés intervino en todos los ámbitos de la economía coreana, especialmente entre 1931 y 1945. (Duarte, Patricia Noemí 2009, pág 6) Eso provocó que toda la economía coreana quedará en manos de los japoneses. Hay que mencionar, además la industria de Corea no había sido completamente desarrollada, debido a esto, dio paso a la explotación de los recursos naturales del país.
Como consecuencias a todas las políticas de los japoneses, los campesinos coreanos perdieron sus tierras, obligándolos a ser arrendatarios o trabajadores forzados. Se estima que hasta 7,8 millones de coreanos fueron reclutados como soldados o como trabajadores esclavos desde la etapa previa hasta el final de la guerra. (BBC Mundo, 2019).
En la parte social, cultural y educativa, las autoridades coloniales decidieron imponer un sistema educativo que favorecía la enseñanza del japonés, excluyendo la formación sobre la historia y el idioma coreano. Se debe agregar que, en las escuelas tomaron la decisión de infundir lealtad al Imperio japonés.
Los nombres coreanos fueron forzados a ser cambiados a nombres japoneses (Soshi-kaimei, 1939) y los templos y otras infraestructuras de gran importancia fueron destruidas.
Al mismo tiempo, a diferencia de los trabajos de los hombres, las mujeres tuvieron un destino distinto, incluso peor. Decenas de miles de ellas fueron forzadas a trabajar en prostíbulos creados para satisfacer a los soldados japoneses. Eran llamadas "mujeres de confort" y se estima que hubo unas 200.000 de ellas, incluyendo coreanas, chinas y filipinas. (BBC Mundo, 2019)

Movimiento del 1ro de marzo de 1919
En el año de 1919 se dio a conocer la “Proclamación de Independencia de Corea”, la cual fue redactada por 33 estudiantes independentistas coreanos. Esto fue una manifestación pacífica de resistencia contra la ocupación japonesa en Corea, incluso fue una de las primeras demostraciones públicas de resistencia coreana. Conviene subrayar que este no fue el movimiento que le concedió la independencia a Corea, pero logró unir a los coreanos dentro y fuera del territorio.
"Proclamamos aquí la independencia de Corea y la libertad del pueblo coreano. Proclamamos esto para que el mundo sea testigo de la igualdad de todos los humanos. Proclamamos esto para que nuestra propia posteridad disfrute del derecho inherente de independencia y respeto a sí mismo”. Proclamación de Independencia de Corea, 1919.
Liberación de Corea de la ocupación japonesa. Gwangbokjeol- Día de la Restauración Nacional.
El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima. Tres días después, el 9 de agosto de 1945, se lanzó otra bomba atómica sobre Nagasaki, provocando así la derrota de Japón. El 15 de agosto de 1945, el pueblo coreano consiguió la liberación nacional como resultado de su persistente lucha por la independencia y la victoria de las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial. Los tratados de 1905 y 1910 fueron declarados sin validez por Corea del Sur y por Japón en 1965. Cabe resaltar que, este día de celebración por la liberación marcó el comienzo de una nueva era de división y conflicto para la península coreana, la cual fue dividida en dos zonas de ocupación: el norte bajo la URSS y el sur bajo Estados Unidos.
Este suceso dejó una gran huella en la memoria de la sociedad coreana. A pesar de que ambos países quedaron en “buenos” términos, aún existen tensiones, sobre todo diplomáticas. Esto es debido a que existe una disputa sobre los crímenes de guerra que cometieron los militares japoneses en Corea, destacando el trabajo forzado y las esclavas sexuales. La sociedad demanda responsabilidad por parte de Japón.
El primer gran paso se dio en 1965, con la firma del Tratado de Normalización con Relaciones Bilaterales, mediante el cual Japón ofreció ayuda económica y préstamos a Corea del Sur, sin embargo, dentro de este no se asume responsabilidad legal explícita por los crímenes cometidos durante la ocupación. Es por esto que, este tratado fue criticado por muchas de las víctimas al no contemplar compensaciones individuales ni un reconocimiento pleno del daño histórico.

Años después, ambos países mantuvieron una relación ambigua. Corea del Sur y Japón cooperan en temas económicos y de seguridad, pero aún persisten las tensiones sobre asuntos históricos. En los años 90, Japón emitió disculpas oficiales, como la Declaración de Kono en 1993 y la Declaración de Murayama en 1995, reconociendo el sufrimiento causado durante la ocupación. Más aún estas disculpas fueron tomadas como insuficientes debido a la falta de acciones concretas y por las contradicciones en discursos posteriores de líderes japoneses.
En el año del 2015, los gobiernos de ambos países alcanzaron un acuerdo para resolver el tema de las mujeres de consuelo, con una disculpa oficial y un fondo de comprensión. Sin embargo, este acuerdo fue criticado en Corea del Sur por haberse negociado sin la participación directa de las víctimas, por ende este fue desmantelado por la administración surcoreana en el año del 2018.
En contraste con lo anterior, a pesar de las tensiones entre ambos, se debe resaltar que en los últimos años se han dado intentos renovados de acercamiento bajo el contexto geopolítico frente a Corea del Norte y la influencia de China. En el año del 2023, los líderes de ambos países retomaron el diálogo y expresaron la intención de superar el pasado con el objetivo de tener una cooperación estratégica más sólida, aunque la reconciliación plena aún se enfrenta con grandes obstáculos debido al peso de la memoria histórica como las presiones de la opinión pública en ambos países.
En resumen, las relaciones entre Corea del Sur y Japón están fuertemente determinadas por el pasado agresor de Japón en la península. Como hemos mencionado anteriormente, este capítulo en la historia de Corea, a pesar de que ya haya pasado mucho tiempo del suceso, aún sigue en el presente del país.
Esto lo podemos ver en las constantes protestas por parte de la sociedad coreana exigiendo la responsabilidad de Japón ante los crímenes que se cometieron en esta época. Así mismo, Corea cuenta con lugares que dan memoria a todas aquellas personas que perdieron la vida por ir en contra de las órdenes del Imperio.
Por último, esto no solo queda en libros, noticias o documentales, hemos visto que han llevado a la pantalla grande en distintos K-dramas para que esta nueva generación tenga un poco de conocimiento de un hecho histórico que marcó a la población. Conocer el pasado es con el objetivo de no volverlo a repetir, como también honrar a aquellos que fueron en contra y lucharon por la libertad.







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