Entre misiles y altavoces: La Frágil Relación entre Corea del Norte y Corea del Sur, una guerra silenciosa y de información
- Hallyu Colombia
- 1 dic
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Valeria Torres Calderón
Diálogo, amenazas y altavoces: la montaña rusa de las relaciones intercoreanas. Un conflicto sin tratado de paz, el armisticio que nunca cerró la guerra

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial en el año de 1945, la península Coreana quedó dividida en dos bloques, el norte apoyado por la República Popular China y la Unión Soviética (actualmente Rusia), y la parte sur por Estados Unidos. Esta división se determinó justo en el paralelo 38 entre las dos Coreas. Desde ese momento, las relaciones intercoreanas han ido fluctuando con el paso del tiempo, pasando de buscar una unificación por medio de la fuerza y la absorción, a una búsqueda de una unidad por medio de reconstrucción de valores. (Osorio Gómez, 2013, p. 34)
Actualmente, a más de siete décadas de haberse firmado el armisticio en el año de 1953 entre Corea del Norte y Corea del Sur, la península continúa siendo escenario de tensiones políticas y militares, pese a múltiples intentos de diálogos y cumbres diplomáticas para llegar a un acuerdo, aún persisten los enfrentamientos entre ambos países por sus diferencias, permitiendo que este conflicto sea guiado por la amenaza y la desconfianza. En medio de provocaciones militares, sanciones y discursos cruzados por ambas partes, surge la pregunta de si alguna vez se logrará una paz definitiva entre las dos Coreas.
Durante los últimos años, el diálogo entre ambos países ha sido inexistente. Corea del Norte ha ido intensificando sus lanzamientos de misiles, como también las pruebas de misiles balísticos de largo alcance. Por otra parte, Corea del Sur ha dado respuesta frente a esta amenaza reforzando sus alianzas estratégicas, sobre todo con Estados Unidos y Japón.
Entre el año 2023 y 2024, Pyongyang ha realizado múltiples pruebas de armas, con la excusa de que son en respuesta a las amenazas de los ejercicios militares conjuntos entre Seúl y Washington. Según medios estatales norcoreanos, estas maniobras son vistas como una justificación para continuar su política armamentista.
Por otra parte, la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur a parte de estar repleta de densas vallas de alambre de púas y cientos de puestos de guardia, también se encuentran unos altavoces gigantes camuflados en verde. Esto último se ha utilizado por parte de Corea del Sur para hacer sonar canciones pop surcoreanas intercaladas con mensajes subversivos, siendo así una estrategia de propaganda militar por medio de la música. Estos altavoces son una herramienta utilizada por el gobierno surcoreano, no obstante, también un pequeño número de emisoras y organizaciones sin fines de lucro transmiten información al país vecino en horas de la noche con ondas de radio cortas y medias, para que los norcoreanos puedan sintonizarlas y escucharlas en secreto.
Cada mes, una organización surcoreana sin fines de lucro llamada Unification Media Group (UMG), analiza las últimas noticias como ofertas de entretenimiento para crear una playlist con el objetivo de que conecten con los norcoreanos. Corea del Sur intenta introducir información en Corea del Norte, no obstante Kim Jong-Un se esfuerza en bloquearla y con ello “proteger” a su pueblo de la información externa. Así mismo, ha buscado estrategias para incentivar el turismo en el hermético régimen comunista, inaugurando un balneario para sus nacionales y grupos turísticos provenientes de China y Rusia en la costa este del país, y así generar ingresos para Pyongyang.
Cabe resaltar que, la tensión en la península coreana no es un asunto meramente bilateral, también afecta a los países aliados que cada uno posee, sobre todo, países potencias como lo son Estados Unidos y China.
Estados Unidos, aliado histórico de Corea del Sur y que posee una presencia militar significativa en la región, y China, quien ha sido el principal respaldo diplomático y económico de Corea del Norte. Cualquier escalada de este conflicto podría tener consecuencias regionales e internacionales, afectando también la seguridad en Asia Oriental, la amenaza nuclear y la estabilidad económica global que están directamente vinculadas a la situación en Corea.
A pesar del contexto actual, la posibilidad de una reconciliación no está completamente descartada. Muchos analistas consideran que un posible cambio podría venir por medio de canales indirectos, tales como la diplomacia humanitaria o incluso en intercambios culturales. Sin embargo, mientras no exista una voluntad política real de ambas partes, y de sus aliados internacionales, la paz podría demorarse más en llegar a ser una realidad.
Esta relación sigue siendo uno de los conflictos congelados más peligrosos del mundo. El paso del tiempo no ha podido cerrar las heridas ni ha permitido resolver las diferencias entre ambos países. El mundo observa con esperanza que la diplomacia logre abrir un nuevo camino hacia una paz que lleva más de 70 años esperando. Esto también es un recordatorio de que, las guerras no siempre terminan con armas, sino que pueden persistir en el silencio, en la desconfianza y en los ecos de una historia aún sin finalizar.







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