EL VALOR DE AZUL

Por: Isa Álvarez

Cr: La Razón

Había una vez, en un lugar muy lejano, una niña de apenas seis años llamada Azul, a quien le encantaba soñar e imaginar miles de historias. Un día, en uno de sus sueños, vio que la vida de una de sus amigas corría peligro, pero se dijo a sí misma que solo era su imaginación y lo ignoró.

Con el paso de los días, la preocupación invadió su mente al pensar que su sueño fuera real. Así que se armó de valor y decidió investigar, espiando la casa de su amiga, se camufló entre los árboles que rodeaban la vivienda. Al alzar la vista, tuvo un pequeño déjà vu: observó que unas personas extrañas sacaban a la niña de la casa. Sin embargo, Azul tenía solo seis años y era imposible que algún adulto creyera en su historia. Se alejó del lugar deprisa y con mucho miedo, recordando lo que su mamá solía decirle sobre los vendedores de dulces: personas que con engaños convencían a los niños de irse con ellos a las montañas, donde les hacían daño.

Al llegar a su hogar, Azul intentó dormirse rápidamente para volver a soñar y, de esta forma, saber más del lugar al que llevaban a su amiga. Pero, por más que lo intentaba, no podía: su imaginación se quedaba en blanco. Poco a poco, las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, desesperada por no lograr ayudarla. Se sentía impotente y sin fe en sí misma para contarle lo sucedido a algún adulto.

En medio de la frustración, escuchó la voz de su madre: “Tu don son los sueños, no puedes permitir que alguien más muera. Levántate y sé fuerte, tú puedes salvarla”. Su madre había fallecido intentando rescatar a su hermanita del terrible destino causado por los vendedores, por eso Azulita sentía tanto miedo.

Secando sus lágrimas, se levantó y corrió hasta el parque donde su papá trabajaba. Entre gritos y sollozos, le contó todo lo que estaba pasando. Azul aún tenía mucho miedo de que no le creyeran, pero su padre confió en ella. Junto a los padres de su amiga, quienes también trabajaban allí, subieron a las montañas y lograron rescatar a la niña.

Y así, gracias a su don, Azul pudo salvar a su amiga.

Cr: ambientum