Él aún no había muerto
- Hallyu Colombia
- 23 feb
- 2 Min. de lectura
Waysa
Su corazón latía con esperanza a pesar de la palidez de su semblante, la sangre que fluía por sus venas palpitaba lentamente por sus párpados que contemplaban el cielo... Pero aún no había muerto, no mientras su corazón insistiera siempre en despertar, una y otra vez.
Se obligó a callar su mente mientras apretaba los puños como si la estrujara, levantándose de su lugar con decisión mientras miraba a su alrededor. El hueco en el que él mismo se enterró empezaba a desprender un olor putrefacto que lo arrastró a buscar un poco de aire, y con las uñas húmedas de tierra y la mirada opaca, se lanzó al césped que encontró afuera.
Como si nunca hubiera estado allí antes, entreabrió sus ojos hacia el mundo, observándolo atentamente, no con la banalidad de la existencia, ni con la tolerancia del suicida (al menos hoy no). El mundo, atisbado del amanecer fresco y brillante, se abrió ante sus ojos con la magia abrumante de la vida, exaltando su pecho que se estremecía por la belleza.
Su corazón terco, que solo necesitaba la inspiración del viento, se negaba a aceptar la derrota, y golpeando su pecho con fuerza, lo levantó, lo zarandeó. En menos de un segundo ya lo hacía correr por los campos verdes y solitarios de un cementerio construido por su mente, soltando las carcajadas del niño que había muerto ahí mismo.
Él no había muerto aún. Mientras el viento y el sol inspiren los poemas de su corazón, él no lo haría nunca. Sonreiría cada día al sol si era necesario, recordaría su calidez incluso en la noche más fría, porque la misma mente que levantó su funeral podía amarlo con tal locura. Y él debía creerlo, porque su corazón latía con esperanza, y eso era suficiente para que sus párpados se abrieran cada mañana.
Para todos a quienes solo les queda un corazón que los levante… Que el viento, el sol y la luna los inspiren cada día.
Feliz mes del amor y la amistad (propio).

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